martes, 26 de junio de 2012

PAUL KLEE

Ancient Sound, Abstract on Black


-Fíjate un poco en Mondrian -Decía Etienne-. Frente a él se acaban los signos mágicos de un Klee. Klee jugaba con el azar, los beneficios de la cultura. La sensibilidad pura puede quedar satisfecha con Mondrian, mientras que para Klee hace falta un fárrago de otras cosas. Un refinado para refinados. Un chino, realmente. En cambio, Mondrian pinta absoluto. Te ponés delante, bien desnudo, y entonces una de dos: ves o no ves. El placer, las cosquillas, las alusiones, los terrores o las delicias están completamente de más.

-¿Vos entendés lo que dice? -preguntó la Maga-. A mí me parece que es injusto con Klee.

-La justicia o la injusticia no tienen nada que ver con esto -dijo Oliveira, aburrido-. Lo que está tratando de decir es otra cosa. No hagas en seguida una cuestión personal.

-Pero por qué dice que todas esas cosas tan hermosas no sirven para Mondrian.

-Quiere decir que en el fondo una pintura como la de Klee te reclama un diploma ès lettres, o por lo menos ès poésie, en tanto que Mondrian se conforma con que uno se mondrianice y se acabó.

-No es eso -dijo Etienne.

-Claro que es eso -dijo Oliveira-. Según vos, una tela de Mondrian se basta a sí misma. Ergo, necesita de tu inocencia más que de tu experiencia. Hablo de tu inocencia edénica, no de estupidez. Fíjate que hasta tu metáfora sobre estar desnudo delante del cuadro huele a preadamismo. Paradógicamente Klee es mucho más modesto porque exige la múltiple complicidad del espectador, no se basta a sí mismo. En el fondo Klee es historia y Mondrian atemporalidad. Y vos te morís por lo absoluto. ¿Te explico?

JULIO CORTÁZAR: Rayuela.

1 comentario:

veridiana dijo...

Precioso!!