viernes, 14 de septiembre de 2012

MIQUEL BARCELÓ


"Mi obsesión de pintar todos los días desde ahora mismo casi quince años es difícilmente justificable. Pero ¿qué hacer si no? Soy incapaz de cualquier trabajo de responsabilidad. El deporte es lo suficientemente tonto como para anonadar el espíritu, pero cansa y es demasiado gregario. Para la literatura, ya ven que no estoy dotado. ¿Profesor? ¡Ja, ja! ¿Diseñador, grafista, publicista? Antes, robar en las calles. El cine: no existe, y además, ¿como soportar la compañía de cientos de desgraciados que se reúnen para rodar una película?

Además, soy ocioso. Nunca me ha gustado trabajar. La pintura es fango que remuevo con un palo. Miro las imágenes hasta que desaparecen. Una y otra vez. Cuando se seca, se acabó; me voy a dormir, sucio y contento. Puede explicarse así, si se quiere."

MIQUEL BARCELÓ: Cuadernos de África.