"Un barco roto, auténtico, caído de un lado como un pez muerto, trágico como con dolor de costillas rotas, dolido todo el cuerpo, y el alma nostálgica, con piedras dentro y su dorsal de hierro mordida ferozmente por el agua fuerte del mar. Oloroso al perfume acre y agraz del mar, descolorida y fibrosa su madera, con un nombre humano y vulgar escrito a un lado. Un barco paradójico, insólito, muerto de ahogo, de imposibilidad... Un barco cansado, sin remos, rajado por enmedio, un barco como traído a rastras, tan ignominiosamente, tan tormentosamente, como los pilluelos de playa arrastran a los indefensos marrajos que quedan encallados en la arena. Barco para la evocación, para la contrición, para la saciedad del espíritu transeunte de estos andurriales Carrousel engañoso, diversión melancólica."
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA: El Rastro